Como se mencionó en el último post publicado, es necesario invertir los procesos de enseñanza- aprendizaje que se están produciendo en la actualidad en las aulas. La historia de la Educación está marcada por siglos que han incluido una larga lista de reformas ambiciosas, iniciativas, aumento de contenido en los programas curriculares, para ser aprendido por los estudiantes en los diferentes grados sin el logro de la mejora prometida. Resultados de tal magnitud se pueden apreciar en los estudios de medición de la calidad, (PISA – LLECE), donde se cuestionan las habilidades logradas por los estudiantes para interpretar, analizar y resolver problemas de la vida real.
Los conocimientos que muchas veces se intentan formar en las aulas tienen un efecto o durabilidad de corto plazo, podemos encontrar que posterior a un examen el estudiante, al pasar los días logra recordar muy poca información sobre la que estudió, al ser su propósito una motivación extrínseca, la clasificación y no el proceso de aprender. Pero será esta situación que se reitera en muchas de nuestras aulas en América Latina un problema del estudiante, o se podría afirmar que es un problema de la concepción tradicional, repetitiva, que ha acompañado por siglos los procesos de instrucción, educación y desarrollo que se llevan a cabo en las aulas.
Dada esta historia, y analizando el presente, donde la educación, tiene ante sí la posibilidad de revertir un pasado centrado en el docente, en la reproducción de información, en el ejercicio memorístico ¿Podría el aprendizaje invertido contribuir al desarrollo de nuevas escenografías de aprendizaje que preparen a los estudiantes para el futuro?
Considero que si se aplica adecuadamente este modelo de aprendizaje invertido, que no significa integrar tecnologías y más tecnologías, sino determinar en función de los objetivos-contenidos y los métodos de enseñanza, las tecnologías más adecuadas, para potenciar el trabajo sincrónica, asincrónico y poner como centro de los procesos formativos a los estudiantes, donde ellos sean los protagonistas principales, los que logren resolver problemas de la realidad, mediante el planteamiento de soluciones en comunidades culturales de forma colaborativa.
Esta modalidad, que permite que el profesor genere escenografías de aprendizaje fuera del aula presencial, mediante la creación de objetos virtuales de aprendizaje (vídeo, podcast de audio, infografías, lecturas, presentaciones, gráficos o esquemas de aprendizaje), que permitirán que el estudiante se prepare de forma individual o colaborativa, mediante recursos (foro, wiki, un cuestionario, chat,) mostrando evidencias para asistir a la clase presencial, en la que se desarrollarán actividades grupales (seminarios, talleres, clases prácticas) para consolidar a niveles superiores del conocimiento lo aprendido, el rol del profesor será de mediador, guía, y deberá aclarar las dudas que puedan tener los estudiantes sobre los aprendizajes que desarrollan.